sábado, 27 de septiembre de 2008
Adolecer de esencia
no supe ser fuerte.
De piedra esculpieron mi boca
y mi corazón se llenó de nada,
de una vacío que pesaba inmensamente.
Cada vez más cortas mis alas
y más lejanos mis sentimientos.
Así el hielo quemó recuerdos
ahora en mi mente perdidos.
Yo creí sus mentiras.
Mamá, al ver mi mirada perdida,
dijo que jamás llorara.
Supongo que tras el paso,
…sólo quedó el polvo.
¡Despiértate! Eres sólo un niño,
feliz con sus nuevos zapatos,
que le alejan de timoratos.
Ahora no hay más miedos,
cegaré en mi empeño.
Puedo ver donde voy.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Estamos Muertos Otra Vez
- Claro, tú porque eras pequeño y no te acuerdas, pero solía irse todas las noches de juerga, y al día siguiente solía amanecer en el lugar más inesperado. – dijo ella.
- Tanto alcohol no puede se bueno – dije yo, inocentemente
- Bueno, sí, si sólo fuera alcohol…
- Vaya, pues yo le veía buena persona, sí, y tenía una colección de discos alucinante, quizás era alguien demasiado nervioso, pero nunca noté nada demasiado raro, por lo menos no tan raro…no me imaginaba eso de él.
- No, hombre, no, si eso no significa que no sea buena persona; lo es, es muy divertido y tiene un corazón de oro, pero ya se sabe, a veces las personas esconden cosas que ni siquiera te imaginas.
- Sí, de hecho me acuerdo que ante tenía una nueva, parecía la típica chica mona y agradable, pero de repente la chica empezó a venir mucho a mi casa, la veía en el salón llorando y hablando con mi madre, diciéndole que no podía ser ella misma, y que Manuel no la dejaba mostrarse tal y como ella es. Cada día la cosa parecía más rara, hasta que un día, mientras estaba en la playa con mis dos amigos, la vimos con Manuel en el balcón de mi casa, la tía no paraba de llorar y de abrazarse a él, mientras le rasgaba la ropa, y le decía que si no la quería ella se tiraba del balcón allí mismo.
- Es que tienes que entenderlo, él se iba de fiesta a mil sitios, se encontraba a cualquier chica y se ponían hasta el culo de todo en una noche; de algo así no puede salir nada bueno.
- Sí, claro, pero Manuel todavía está vivo, y…
- ¿Qué quieres decir?
- ¿Te acuerdas de mi amigo, que te dije que se había muerto su padre hace poco?
- Sí.
- Pues es tan extraño, algunos que se drogan, se maltratan y se respetan poco a si mismos logran sobrevivir, otros que son personas buenas, corrientes, más o menos sanas, como el padre de mi amigo, mueren de repente y por accidente. No sé, es tan injusto-dije yo cabizbajo y entristecido.
- Sí, pero el mundo es así, y no puedes hacerle nada; al menos a los que estamos todavía aquí podemos seguir adelante, y eso debería ser un consuelo para los que ya no están aquí-dijo ella, intentando animarme. Me miró y me rodeó con el brazo. “Supongo que lo mejor que podemos hacer es intentar honrar su memoria” - pensé yo, aún cabizbajo y aún entristecido.
domingo, 21 de septiembre de 2008
Muertos
o podría dejar mis viejas mudas,
en un día soleado,
y salir con piel cambiada.
Pero nada es tan sencillo
como hacer surcar mi barca
Puedo estar muy roto,
y también estoy cansado.
Podría dejar las ideas,
de enfrentarme a mis mil batallas
Aún con ojos rotos,
y confundidos,
procuro alzar la mirada
jueves, 18 de septiembre de 2008
Hoja En Blanco
PD: Siento haber tardado tanto en actualizar mi blog, pero es que he estado varios días fuera de casa, visitando a familiares que viven lejos. Así que si a alguno/a le gusta leerme, no os preocupéis, que las actualizaciones serán más constantes; lo de la última semana ha sido la excepción y no la regla. Abrazos para todos.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Frío y Lluvia
martes, 9 de septiembre de 2008
Las Horas
Suavemente, una mujer de rostro triste se mira al espejo y se arregla el pelo mientras piensa que entre tristezas y habitaciones iluminadas se suceden las horas; los instantes donde todo en tu vida parece cobrar un extraño sentido, y puedes palpar con la yema de los dedos una comprensión profunda, capaz de trasladarte a otro lugar, a la mente y al corazón de aquella extraña que camina por la calle, con la que se cruza tu mirada. Tiene el pelo ya arreglado, y sin saber porqué, pone las manos sobre su pecho, como si acariciara una delicada cortina que al viento ondea; y siente el aroma de emociones contenidas que se evaporan en el aire, confundiéndose con medias verdades escondidas. De repente cae sobre la cama que estaba cerca de ella, se curvan sus hombros, se agazapa y se encoje, mientras sus lágrimas caen. Y no puede evitar recordar, evocarlo todo, pasos ligeros, miradas pausadas, gestos sutiles…No sabe donde está, no sabría ni decir su nombre, sólo es consciente de la tristeza que la rodea y la ahoga. Intenta luchar contra ello, ahogar la tristeza y encerrar las lágrimas, sabe que su marido y unos invitados están en el salón, y que ha de ir ahí y mostrarse simpática. Se aclara la garganta, y se seca las lágrimas; se da cuenta de que está hecha un desastre. Va al tocador y se retoca el maquillaje. Después, suavemente y con el rostro aún entristecido, se mira al espejo y se arregla el pelo.